Cuando el oso baje
Por Francisco Prendes Quirós
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En el poema del gran poeta gijonés, el oso no es plantígrado carnicero que dio muerte al “ocioso”, sino el pueblo llano y soberano, redentor en París del absolutismo, y que en el caso del oso patrio, más que redimir, recrimina directamente a su rey:
“Tu deber es gobierno en el pueblo,
limpia el alma de sombra y de herrumbre;
no es de andar con cuchillos de caza
tras de mi por la roca y la cumbre,
mientras claman las gentes de abajo,
porque están sin semillas las eras”.
El ocio del poderoso rey. La diversión del Señor...mientras el pueblo padece hambre, como sufre hoy con la tremenda crisis fomentada desde el gran capital, el latrocinio de las exacciones, el recorte de sus derechos, viéndose sometido impotente a todo tipo de usuras.
El buen oso pardo del pardo Pajares, encontraría hoy entre nosotros, un pueblo atormentado, sin mies en las eras; un gobierno sin otro poder que el poder de cobrar impuestos, suprimir antiguos derechos, exprimiendo con todo ello al pueblo al que debe el poder y al que dice representar; a políticos sin principios, sin otro objetivo que el de flotar en la tormenta, y sin capacidad de respuesta; a un rey cazador, o más bien cazado por sus avatares y sus años, mientras las gentes sencillas claman porque las eras están sin semillas, porque los obreros no tienen trabajo, porque las fábricas y las minas, una tras otra, cierran; porque el común carece de medios y de créditos para pagar sus deudas e hipotecas; porque los ancianos enfermos han de volver a pagar medicinas que ya han pagado con cotizaciones a lo largo de sus vidas; porque les reducen las pensiones; porque disminuyendo sueldos de los aún activos, los “amos lejanos” aumentan las horas de trabajo a cambio de la esperanza de conservar el empleo. Claman los pueblos por sus padeceres, y porque los hijos están al punto de quedar sin escuelas; porque la mitra exige su diezmo sin que se preste a pagar los justos tributos con los que concurrir al alivio de los cada vez más excesivos que el pueblo llano se ve obligado a cargar a sus espaldas, ya de sobra dobladas...
Mientras, los señores cazan tigres, dinosaurios o elefantes y los expoliadores, expolian, los devotos entran a saco en vidas y conciencias humildes para imponer a las mujeres crianzas indeseadas, olvidando el “que fallanca es por lo general para provocar naturales goces y no para concebir fijos que acomodar al servicio de los señores”...
Hoy como hace cinco siglos. Y el oso pregunta al abuelo Pelayo o a Prisciliano el visionario ¿Es acaso el ministro Gallardón un pendón de los tiempos pasados? ¿Es acaso el ministro Wert el pecio que quedó perdido en el lago del Retiro de Madrid tras del hundimiento por el España de la Institución Libre de Enseñanza? ¿Es por desgracia la ministra Mato, cuyo apellido es incontestable, la encargada de garantizar la salud de nuestro pueblo? ¿Está en manos de Santamaría el vice mando de este inútil ministerio que preside un ser de plasma sin carne, sin hueso, sin alma?. Santa María. El Capital. La Virgen de Fátima. El Opus Dei. Los Legionarios de Cristo. Razón y Fe. Trono y Altar… ¿Como hace mil trescientos años?...
Y el oso en vez de dejarnos tierna e inocente República, huyó espantado de Llueves, por temor al capital y a sus crueles bípedos, neoliberal-depredadores.
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