Texto y fotos: Miguel Ángel Fernández
“En
diciembre de 1981, en la excepcional entrevista con Manuel Vicent, refiriéndose
al hijo de Clarín, ‘mentor y director de los jóvenes de entonces’, recordaba
cómo ‘al producirse la desbandada, le invité a zarpar con nosotros’, y añadía
que le contestó: ‘Tengo que quedarme en Oviedo, pase lo que pase, aunque sólo
sea para calmar con mi autoridad moral a esos bárbaros”.
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Conchita Francos Maldonado |
Leopoldo Tolivar Alas remitió este escrito, en el
que recordaba la relación de amistad entre el que para su madre fue siempre “el
presidente de la república” y Leopoldo Alas hijo, rector de la Universidad de
Oviedo. La inquina de aquellos bárbaros sigue presente en las mentes de sus
herederos. El arzobispado de Oviedo ha negado su autorización para que se
colocara una placa, modesta, en la fachada del cementerio de La Espina, para indicar que entre sus muros descansan los restos de Don José Maldonado y
González, último presidente de la República, quien guardó los valores
democráticas con valor y tesón, para entregarlos, simbólicamente, en 1977 al
primer gobierno elegido después de la muerte del Dictador.
No
se trata de reivindicar recuerdos nostálgicos, sino de no permitir el olvido,
nos dijo su sobrina-nieta, Conchita Francos Maldonado, a quienes desafiamos
niebla, frío y lluvia para estar presentes el 11 de febrero ante la tumba de una persona entrañable, llena de humanidad,
honesta. Rendir homenaje a José Maldonado siempre es un acto de emoción,
orgullo y gratitud. Como él mismo dijo en una ocasión en el Ateneo Republicano
de Madrid, “mi ideología
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Pedro García Bilbao |
política se basa en una filosofía, la solidaridad
social.” Y así lo demostró en su trayectoria política. En la política local, en
su periodo de alcalde en Tineo, puso empeño en el desarrollo económico y social
del concejo, de modo que una de las medidas tomadas fue la creación de
numerosas escuelas, y en las que, además, se buscaba aplicar los principios
innovadores de la Escuela Nueva o de la Institución Libre de Enseñanza, una
escuela para todos y todas, laica, gratuita, co-educadora, que abarcaba desde
la enseñanza primaria a la de las personas adultas. Igualmente, fue importante
la creación de bibliotecas populares, la labor de las Misiones Pedagógicas o el
periódico Despertar, que pretendía, entre otras cosas, despertar a la
ciudadanía y combatir el caciquismo. Veía en la cultura y en la acción política
medios para construir la libertad y sociedades más justas. Estos principios de
su ideología política los mantuvo siempre en sus responsabilidades políticas en
España y en el exilio.
El acto de La Espina
estaba organizado por el Ateneo Republicano de Asturias; ni lluvia ni arzobispos pudieron pararlo. Hizo las presentaciones Alejandro Villa Allande, presidente del Ateneo; de su
intervención, en la que explicó las peripecias en despachos eclesiales, y la de
Pedro García Bilbao no se hace mención en estas líneas, porque ambos han
prometido artículos que publicaremos en breve.
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Manuel de la Cera y Luis Fernández |
Con emoción similar a la de Conchita Francos habló
Manuel de la Cera, presidente de la Fundación José Barreiro; subrayó la
humanidad de Don José Maldonado y cómo mantuvo sus valores solidarios en el
exilio. De la Cera fue responsable de las comunidades asturianas en el
exterior, por eso puede referir con detalle el modo en que los asturianos de Buenos Aires
pudieron tener, gracias a las gestiones del presidente de la República, una
institución benéfica que paliara sus penalidades económicas; por encima de la
división entre la Casa de Asturias, los de Cangas y los de Tineo, por un
quítame allá un baile regional.
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Eliseo Quiñones y Daniel Valdés |
Cuando llegamos al cementerio esperaban las cámaras
de la TPA, para entrevistar a Alejandro, que el día anterior había estado en
Radio Langreo. El Comercio y La Nueva España enviaron redactores y fotógrafos;
La Voz de Asturias informó detalladamente en su edición digital. La publicidad
gratuita que nos ha regalado el Señor arzobispo movilizó a los medios, casi
tanto como las conciencias.
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Charanga Ventolín |
La lluvia nos calaba hasta los huesos, aún así decía
Luis Fernández de Asturias Laica, que “estamos aquí muy a gusto”. Efectivamente,
sin queja, con entusiasmo por defender el derecho a la palabra, nos reunimos
unas ciento cincuenta personas; allí estaban miembros del Ateneo, de Asturias
Laica, de Famyr, vecinas de Salas, con su alcalde, Sergio Hidalgo a la cabeza,
personas conocidas como Antonio Massip, que rechazó con humildad hablar en el
acto, -“son otros los protagonistas”-; Jesús Montes Estrada, “Churruca”, con
otros representantes de la Asociación Lázaro Cárdenas; algunos vecinos de
Cangas, otros de Tineo, con las concejalas Maite Ruiz y Verónica Gómez. La
actitud del arzobispado tuvo efecto llamada; a estas presencias hay que sumar
las notas de apoyo, como la ya citada de Leopoldo Tolivar, las de Juventudes
Socialistas, Izquierda Unida, Fundación Andreu Nin, Fundación José Barreiro,
Fundación Juan Muñiz, o el Secretario general de la UGT. Todas ellas en el
sentido de afear el desprecio de la Iglesia a la historia del pensamiento
democrático.
El mal tiempo no fue óbice para que la música sonara
con el mismo entusiasmo que discursos y aplausos, con las animadas
intervenciones del gaitero Eliseo Quiñones y su tamborilero, Daniel
Valdés, y
–no podía faltar-, la Charanga Ventolín. Después
comida de
fraternidad, para recuperar los cuerpos con chosco y pote, como es
debido (otros dirían, “como Dios manda”, pero no es el caso); a los postres
Pedro García Bilbao dedicó unas palabras a la otra conmemoración de la fecha,
la proclamación de la I República, acontecimiento a partir de cuyas ideas sugirió una vía de destronamiento
de los Borbones: su advenimiento es debido a dos refrendos de Franco,
por tanto ilegítimos; o sea que váyanse y vuelva la soberanía al Congreso de diputados. El profesor
David Ruiz subrayó los logros de la II República, nunca un régimen cambió tanto
un país con tan poco tiempo de trabajo. El cierre natural es el Himno de Riego,
que tuvo en esta ocasión tres versiones: vocal a cargo del dúo oficial del
Ateneo Villa&Del Campo, a gaita y tambor, con los instrumentistas lenenses,
y sinfónico, a cargo de la más republicana de las charangas.
Esto no termina aquí.
Retomo las palabras de Luis Fernández, de Asturias Laica: “…por nuestra defensa de la separación de la Iglesia y el Estado, nos
parece gravísima esta tendencia que tiene la Iglesia a hacerse dueña de los
muertos. Al final, la organización católica es un gran negocio que vende parcelas en
el más allá (a la que nadie ha denunciado todavía por fraude). Por eso los muertos
son parte de su negocio, y exige propiedad sobre ellos. Por eso nos impide hoy
poner esta placa. Nosotros nos ofrecemos al Ateneo Republicano a seguir en la
lucha: esa placa tiene que ponerse en el sitio al que estaba destinada. Y cuenta con nuestro apoyo para continuar esta pelea, porque
este cementerio está hecho por los habitantes del pueblo, y no es admisible que
se apropie de él la iglesia católica. En esa pelea nos encontraran.
Nada
más que está lloviendo bastante. Gracias a todos y todas.”
SIEMPRE A TIEMPO
ResponderEliminarAsí es, y muy oportuno tu comentario e ilustraciones,amigo Miguel ángel, sobre el homenaje a en La Espina al último presidente de La República en el exilio, Maldonado, al que ni lluvia ni arzobispos --que en todo se tienen que meter--pudieron evitar. Lamento,por mi parte no haber podido asistir por motivos de salud. Pero he visto que no faltaron seguidores republicanos, fieles amigos del Ateneo, compañeros de ley al acto y al sentimiento republicano, tan necesario en la España actual, rajoyana de embustes y corrupciones...
Leí con deleite tu escrito, y te felicito, y me congratulo al ver el numeroso público asistente. Salud y República.
Muchas gracias, Albino.
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