La Corona es el virus





Por Miguel Ángel Fernández

Reconozco que el actual rey de España ha sido durante algunos años, para la opinión internacional, un personaje simpático. Su juventud, su carácter decidor a estilo madrileño y una intrepidez alegre de subteniente…

Estas palabras bien podrían ser de un periodista que hablara de Juan Carlos I, Como estas otras: Algunos españoles de las clases superiores creen que, si desapareciera el comediante, se verían pidiendo limosna inmediatamente en los bulevares de París, como los antiguos señores rusos, y eso les hace sostener al rey, pese a que conocen su carácter mentiroso, su falta de seriedad y los negocios que realiza, valiéndose de su cargo.

Pues no son recientes, están escritas por Don Vicente Blasco Ibáñez en 1925, cuando el Borbón había puesto el gobierno en manos de Miguel Primo de Rivera, al que llamaba “mi Mussolini”. Están publicadas en el libro “Por España y contra el rey” (Cisma Editorial. Madrid, mayo 2014), que posiblemente esté agotado; el Ateneo Republicano de Asturias adquirió en su momento los últimos ejemplares, que algunas personas afortunadas pudieron conseguir en la Fiesta del Oso Regicida.

En la cita del segundo párrafo, realmente debe decir, “el comediante Alfonso XIII”, que es a quien se refería el novelista valenciano. Al enumerar sus vicios de conducta se refiere cada dos por tres a su bisabuelo, Fernando VII; si tenemos en cuenta que Carlos IV no andaba sobrado de bondades, las historias de Isabel II, y que ese mismo párrafo perfectamente retrata a Juan Carlos I, podríamos considerar que un espantoso virus está impidiendo el normal desarrollo de este país. La Corona es el virus.

En plena crisis sanitaria, sale la noticia de que el rey emérito pudiera haber cobrado una comisioncilla de 100 millones de euros de Arabia Saudí por el AVE que allí construyeron empresas españolas. Una curiosa circunstancia; normalmente es el proveedor quien paga para comprar la voluntad del responsable de compras; de otras partidas vendrán esos dineros. En cualquier caso, el asunto se agrava cuando una parte va a parar a una señora a la que hasta hace poco se llamaba “amiga especial del rey”. El otro día escuché por fin a un locutor de la SER decir “la amante”. ¡Era hora, que parecéis bobos!

Y todo este telar tiene que venirnos de Suiza y enmarañado con un policía corrupto, con historias de espías chapuceros, con una sociedad instrumental de Juan Carlos en Panamá, con un banco metido por el medio. En fin, de sainete.

Aparte de lo que significa que Su Majestad ande con dinero negro, que no es broma, resulta que el abogado  de Corinna Larsen (añade su apellido de casada, de la casa condal alemana, así sería zu Sayn-Wittgenstein; después de su divorcio no tenía autorización de uso), se asombraba de que durante ocho años no se hubiera hecho caso a los “graves asuntos” librados contra ella. Resumiendo, ella había declarado que se sintió amenazada y apuntaba a los servicios secretos españoles. Inmediatamente me vino a la memoria un caso que nadie ha sacado a relucir estos días, Bárbara Rey. Para quien no lo recuerde, es una señora que vivía sin trabajar, saliendo de juerga con famosos y dejándose fotografiar con más o menos ropa. Un día se dejó llevar por la euforia y declaró “Si yo hablara temblarían altas instituciones”. Poco tiempo después dijo que la habían amenazado “con partirle las piernas” y quedó mudita para los restos.

Muy habilidosamente, la noticia de los asuntos de dólares y faldas del monarca se han publicado cuando la población estaba más preocupada por el otro virus, solamente tuvo una primera plana, -luego pasó a interiores, en pequeño-, y fue para decir que Felipe VI renunciaba a la herencia de su padre.

Propaganda. Nadie puede renunciar a una herencia antes de las últimas voluntades. En todo caso, visto que el asunto era tan serio como para no querer mancharse las manos, su obligación era ir con el tema a la Fiscalía Anticorrupción. Los hechos que ahora salen a la luz vienen de un año atrás; se pueden ver los detalles en el propio comunicado oficial: ir a www.casareal.es/prensa/comunicados. Allí se puede constatar que:
  •  Se hacen públicos los hechos el 15 de marzo de 2020. Domingo, toda la ciudadanía preocupada por la orden de confinamiento.
  •  Felipe VI recibe noticia de que va a heredar unos dineros de dudosa procedencia el 5 de marzo de 2019
  •  El 12 de abril de 2019 se presenta en un notario para renunciar a la teórica herencia.
  •  El 27 de mayo de 2019, Juan Carlos I anuncia que desaparece de la vida pública.

Ahora el aparato de propaganda intenta lavar la imagen de la institución con noticias continuas sobre la actividad real, preocupado el titular por sus súbditos. Aunque de tanto correr pueden cometer errores de bulto; por ejemplo, llaman rey y reina a los comerciantes de Oviedo, para interesarse por ellos. ¿A quiénes? A los apellidos ilustres, un sombrerero, el de una tienda de moda y una famosa pastelería. No llaman, por ejemplo de la señora que vende fruta en el barrio de la Tenderina baja, que tendrá que volver a resucitar las libretas, a fiar a sus parroquianos.

Otro día se reúne con los militares. Convenientemente disfrazado, -los borbones siempre han jugado a los soldaditos-, aderezado con mascarilla y guantes. Alguien debió decirle que, puestos a preguntar, mejor se ponía una bata blanca e iba a un hospital; al día siguiente llamó por teléfono (para cumplir con la orden de confinamiento),

Vamos a vacunarnos contra este virus que nos lleva infectando las instituciones por siglos; es altamente contagioso, recuerda que el primer plebeyo que se acercó a la familia real, Iñaki Urdangarin eta Berri otxoa, está en la cárcel. La Corona es la cúpula de un régimen corrupto.

Las operaciones de imagen hacen parecer a los reyes como muy buenas personas, trabajadoras y preocupadas por sus súbditos. Por otra parte, agitan el fantasma de las izquierdas. Hace tres días, el Sr. Egea, del PP, decía que Sánchez quería convertir a España en Venezuela. Nada nuevo bajo el sol, de nuevo Blasco Ibáñez, y ya hace de esto 95 años: “Una propaganda de los monárquicos, falsaria e ilógica, explota la credulidad de la gente simple, recordando a cada momento el bolchevismo ruso para infundir miedo”.

Curémonos en salud, erradiquemos (o sea, arranquemos desde la raíz) el ponzoñoso virus. En estos días se ha lanzado una campaña para pedir la dimisión del rey titular, tenla en cuenta para el 14 de abril, que no podremos estar en las calles. Yo propongo que le apliquemos un ERE; una temporada al paro y luego un curso de formación, para reciclarle; de soldador del naval, por ejemplo.




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