La Corona es el virus
Por Miguel Ángel Fernández
Reconozco que el actual rey de España ha sido
durante algunos años, para la opinión internacional, un personaje simpático. Su
juventud, su carácter decidor a estilo madrileño y una intrepidez alegre de
subteniente…
Estas palabras bien podrían ser de un periodista que
hablara de Juan Carlos I, Como estas otras: Algunos españoles de las clases
superiores creen que, si desapareciera el comediante, se verían pidiendo
limosna inmediatamente en los bulevares de París, como los antiguos señores
rusos, y eso les hace sostener al rey, pese a que conocen su carácter
mentiroso, su falta de seriedad y los negocios que realiza, valiéndose de su
cargo.

En la cita del segundo párrafo, realmente debe decir, “el
comediante Alfonso XIII”, que es a quien se refería el novelista valenciano. Al
enumerar sus vicios de conducta se refiere cada dos por tres a su bisabuelo,
Fernando VII; si tenemos en cuenta que Carlos IV no andaba sobrado de bondades,
las historias de Isabel II, y que ese mismo párrafo perfectamente retrata a Juan
Carlos I, podríamos considerar que un espantoso virus está impidiendo el normal
desarrollo de este país. La Corona es el virus.
En plena crisis sanitaria, sale la noticia de que el rey
emérito pudiera haber cobrado una comisioncilla de 100 millones de euros de
Arabia Saudí por el AVE que allí construyeron empresas españolas. Una curiosa
circunstancia; normalmente es el proveedor quien paga para comprar la voluntad
del responsable de compras; de otras partidas vendrán esos dineros. En
cualquier caso, el asunto se agrava cuando una parte va a parar a una señora a
la que hasta hace poco se llamaba “amiga especial del rey”. El otro día escuché
por fin a un locutor de la SER decir “la amante”. ¡Era hora, que parecéis
bobos!
Y todo este telar tiene que venirnos de Suiza y enmarañado
con un policía corrupto, con historias de espías chapuceros, con una sociedad
instrumental de Juan Carlos en Panamá, con un banco metido por el medio. En
fin, de sainete.
Aparte de lo que significa que Su Majestad ande con dinero
negro, que no es broma, resulta que el abogado
de Corinna Larsen (añade su apellido de casada, de la casa condal
alemana, así sería zu Sayn-Wittgenstein; después de su divorcio no tenía
autorización de uso), se asombraba de que durante ocho años no se hubiera hecho
caso a los “graves asuntos” librados contra ella. Resumiendo, ella había
declarado que se sintió amenazada y apuntaba a los servicios secretos
españoles. Inmediatamente me vino a la memoria un caso que nadie ha sacado a
relucir estos días, Bárbara Rey. Para quien no lo recuerde, es una señora que
vivía sin trabajar, saliendo de juerga con famosos y dejándose fotografiar con
más o menos ropa. Un día se dejó llevar por la euforia y declaró “Si yo hablara
temblarían altas instituciones”. Poco tiempo después dijo que la habían
amenazado “con partirle las piernas” y quedó mudita para los restos.
Muy habilidosamente, la noticia de los asuntos de dólares y
faldas del monarca se han publicado cuando la población estaba más preocupada
por el otro virus, solamente tuvo una primera plana, -luego pasó a interiores,
en pequeño-, y fue para decir que Felipe VI renunciaba a la herencia de su
padre.
Propaganda. Nadie puede renunciar a una herencia antes de
las últimas voluntades. En todo caso, visto que el asunto era tan serio como
para no querer mancharse las manos, su obligación era ir con el tema a la
Fiscalía Anticorrupción. Los hechos que ahora salen a la luz vienen de un año
atrás; se pueden ver los detalles en el propio comunicado oficial: ir a www.casareal.es/prensa/comunicados. Allí
se puede constatar que:
- Se hacen públicos los hechos el 15 de marzo de 2020. Domingo, toda la ciudadanía preocupada por la orden de confinamiento.
- Felipe VI recibe noticia de que va a heredar unos dineros de dudosa procedencia el 5 de marzo de 2019
- El 12 de abril de 2019 se presenta en un notario para renunciar a la teórica herencia.
- El 27 de mayo de 2019, Juan Carlos I anuncia que desaparece de la vida pública.

Otro día se reúne con los militares. Convenientemente
disfrazado, -los borbones siempre han jugado a los soldaditos-, aderezado
con mascarilla y guantes. Alguien debió decirle que, puestos a preguntar, mejor
se ponía una bata blanca e iba a un hospital; al día siguiente llamó por
teléfono (para cumplir con la orden de confinamiento),
Vamos a vacunarnos contra este virus que nos lleva
infectando las instituciones por siglos; es altamente contagioso, recuerda que
el primer plebeyo que se acercó a la familia real, Iñaki Urdangarin eta Berri
otxoa, está en la cárcel. La Corona es la cúpula de un régimen corrupto.
Las operaciones de imagen hacen parecer a los reyes como
muy buenas personas, trabajadoras y preocupadas por sus súbditos. Por otra
parte, agitan el fantasma de las izquierdas. Hace tres días, el Sr. Egea, del
PP, decía que Sánchez quería convertir a España en Venezuela. Nada nuevo bajo
el sol, de nuevo Blasco Ibáñez, y ya hace de esto 95 años: “Una propaganda de
los monárquicos, falsaria e ilógica, explota la credulidad de la gente simple,
recordando a cada momento el bolchevismo ruso para infundir miedo”.
Curémonos en salud, erradiquemos (o sea, arranquemos desde
la raíz) el ponzoñoso virus. En estos días se ha lanzado una campaña para pedir
la dimisión del rey titular, tenla en cuenta para el 14 de abril, que no
podremos estar en las calles. Yo propongo que le apliquemos un ERE; una
temporada al paro y luego un curso de formación, para reciclarle; de soldador
del naval, por ejemplo.
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